martes, 11 de noviembre de 2014

DEPORTE DE EQUIPO

Todos los fines de semana, contemplo este espectáculo desde dos deportes completamente diferentes y observo la actitud de los padres ante la competencia y la rivalidad con el equipo contrario. 

Cuando los niños saltan a la cancha y los padres les ven desde la grada, empiezan a sufrir una transformación que no parece propia de su edad, sin embargo, por el comportamiento que muestran ante los demás, bien se podría decir que es su forma de ser habitualmente.

Por un lado, observo con estupor  actitudes violentas hacia el árbitro, jugadores, entrenadores y todo bicho viviente que pase por allí  (quiero pensar que son casos contados) incluidos sus hijos porque anhelan la victoria del equipo, sin importarles el precio; y digo equipo, porque así se hacen llamar, pero en realidad, en quien piensan es en la " supuesta estrella" que creen que tendrán. Frustraciones que tendrán con el paso del tiempo padres e hijos.

En este caso  los valores deportivos  quedan excluidos, seguramente ni piensen en ellos.

Por otro lado, visualizo equipos de padres e hijos tanto en la cancha como en las gradas, unidos, orgullosos de ser deportistas, confraternizando con el rival, riendo, compartiendo experiencias, y sin querer,  haciendo partícipes a sus hijos de estos momentos que quedarán en sus memorias.

Y probablemente ganando o perdiendo, se marchen tranquilos porque el deporte y sus valores han primado por encima de todo.