Lo tengo claro, debo montar más en tren, es mi fuente de inspiración. Bueno en realidad lo son las personas; me pasaría horas y horas observando sus reacciones y comportamientos, sus gestos y expresiones y su mirada porque sin ella el rostro no dice nada.
Cuando la mirada sentada en un asiento del tren se pierde en el horizonte tiene muchos significados, puede que estés pensando en momentos dulces, amargos, sexuales, infantiles, complicados, placenteros y desde luego la mayoría fugaces, porque en el momento en el que una persona se levanta y se sienta otra diferente, cambiamos el chic y el pensamiento. A lo largo del día y debido a la vida tan frenética que llevamos no dedicamos mucho tiempo a pensar en lo mismo, somos pensadores dinámicos, pero pocas veces nos paramos a pensar en nosotros y en nuestras virtudes y carencias, quizá en estas más.