domingo, 17 de febrero de 2013

Con sentidos

De un tiempo a esta parte, escucho que cuando pierdes agilidad en uno de los cinco sentidos que tenemos, agudizas otro; hoy me permito reflexionar sobre las cinco joyas que llevamos puestas sin dar muchas veces valor a su valía.

El sentido del olfato habitualmente los asociamos con sensaciones positivas, con lugares, personas, momentos; pero el rastro que te puede dejar alguien/algo en tu vida, quizás poco tenga que ver con el olfato porque mediante una simple mirada nos comunicamos con facilidad y en función del lenguaje gestual que utilicemos interpretaremos la inexistente oración; un levantamiento de cejas, un cerrar de ojos o  un guiño, trasladan las palabras que no hemos podido expresar en voz alta a quien nos interese y sin haberlas escuchado las hemos traducido.

¡Ay amigos! y el tacto, ese pelo suave, la dentera de un material y lo escrupulosamente magnífico que es observar como un invidente lee un libro en braille. Ningún sentido tiene más valor que otro porque que sería de cualquier ser vivo si paladeásemos una legumbre y su sabor fuese igual al chocolate o un alimento con moho sensibilizase el paladar del mismo modo que un buen vino.

Y aunque por todos es conocido, hay un sentido que nos permitirá avanzar en nuestra vida y es el sentido común.